Las manifestaciones cutáneas de la diabetes mellitus (DM) son muy frecuentes, y se han descrito en el 30-79% de las personas con diabetes.

Las manifestaciones cutáneas de la diabetes mellitus (DM) son muy frecuentes, y se han descrito en el 30-79% de las personas con diabetes.
El alcohol es una de las sustancias de abuso más consumidas a nivel global, se estima que en torno al 60% de la población mundial ha consumido alcohol en alguna ocasión.
La disfunción eréctil (DE) afecta aproximadamente del 34% al 45% de los hombres con diabetes, esta implica una afectación negativa sobre su calidad de vida.
La enfermedad infecciosa no es únicamente la actuación de un microorganismo invasor en un organismo, sino la interacción particular del agente infeccioso con una persona determinada.
La insuficiencia cardiaca (IC) es una anomalía cardiaca estructural o funcional que produce una reducción del gasto cardiaco o una elevación de las presiones intracardiacas en reposo o estrés.
En los últimos cien años, la historia de la diabetes tipo 1 (DM1) ha experimentado enormes cambios en su manejo y entendimiento. Hasta el descubrimiento de la insulina por Banting y Best en 1921, y su posterior uso en humanos, la diabetes se trataba de una entidad letal a corto plazo.
Los disruptores endocrinos son compuestos químicos, en su mayoría derivados de la actividad industrial, que pueden afectar negativamente a nuestra salud.
La medicina vive unos momentos extraordinarios. A los avances farmacológicos se unen los tecnológicos, que ofrecen a los pacientes diversos dispositivos “médicos” de diagnóstico, tratamiento y medida.
La Diabetes Mellitus (DM) es una condición crónica que puede implicar el desarrollo de numerosas complicaciones tales como retinopatía, nefropatía, neuropatía, eventos cardiovasculares y disminución de la esperanza de vida.
Si bien no se considera al sistema respiratorio como un órgano diana de las complicaciones tardías de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), hay buenas razones para creer que las mismas alteraciones histológicas y fisiológicas que propician la aparición de complicaciones tardías en otras localizaciones como la retina, el riñón o el sistema cardiovascular se reproducen también en al parénquima pulmonar. Pero, además, en los últimos años, crece la evidencia que respalda que la DM2 contribuye también al desarrollo de trastornos respiratorios del sueño.